Un error muy común entre los emprendedores y dueños de pequeñas empresas es pensar que “algo pequeño no necesita mucho seguro”. Esta creencia, aunque comprensible, puede tener consecuencias graves y duraderas.

La falsa seguridad de lo "pequeño"

Muchos propietarios piensan que al tener pocos empleados, ingresos moderados o instalaciones reducidas, su nivel de riesgo es bajo. Esto los lleva a contratar pólizas mínimas o incluso a operar sin seguro en ciertos aspectos. Sin embargo, el tamaño de tu empresa no determina la magnitud de los riesgos a los que te enfrentas.

Riesgos reales con impactos reales

Un robo, un incendio, una demanda por responsabilidad civil o incluso una interrupción en tus operaciones pueden costarte mucho más de lo que imaginas. De hecho, las pequeñas empresas suelen tener menos margen financiero para recuperarse de estos eventos, por lo que la falta de cobertura adecuada puede significar el cierre definitivo.

Subasegurado = Vulnerable

Estar subasegurado no significa no tener seguro, sino tener una cobertura insuficiente para las necesidades reales de tu negocio. Esto puede incluir límites bajos, exclusiones importantes o no contar con seguros clave como el de interrupción de negocios, ciberseguridad o responsabilidad profesional.

Lo que puedes hacer

1. Evalúa tus riesgos regularmente. Las necesidades cambian a medida que tu empresa crece.
   
2. Consulta con un asesor especializado. Un buen agente te ayudará a entender qué coberturas necesitas realmente.
   
3. No te guíes solo por el precio. La protección adecuada es una inversión, no un gasto innecesario.
   

Conclusión:

Proteger tu negocio no es cuestión de tamaño, sino de previsión. No caigas en la trampa de pensar que por ser pequeño no necesitas una cobertura robusta. Una póliza adecuada puede ser la diferencia entre superar un obstáculo o cerrar tus puertas para siempre.

¿Quieres saber si estás realmente protegido? ¡Contáctanos y revisamos tu cobertura sin compromiso!